martes, 30 de diciembre de 2008

Balance y descuelgue

No suelo hacer balance del año. Me resulta una tortura. Eso sí, cada 1 de enero me marco unos propósitos en una libreta especial para ello. Siempre acaban olvidados en un cajón. Evidentemente nunca los cumplo. Este año he tenido de todo. Cosas buenas y cosas muy malas. Mi vida no suele cambiar de un año para otro. Vivo en un estado de estancamiento perpetuo, o al menos eso es lo que me parece. He leído bastantes libros, algunos me han hecho llorar y otros me han enganchado hasta acabarlos en una noche. Quiero ser tortilla y Hasta las huevas han tenido bastante éxito, diversos premios incluídos, cosa que me alegra porque me salpica. En realidad yo no hice nada pero al menos creo que di el apoyo moral necesario, algo es algo. Me encontré a gente interesante por el camino que luego resultó no ser tan "súperchachidelamuerte". Otras personas me animaron a continuar con lo que hago porque les gusta mi trabajo. Gracias. También empecé mi andadura por la radio y aún sigo en ella. Así que por una parte me di cuenta de que a veces soy capaz de hacer cosas por mi propio pie. En marzo me dieron una mala noticia que se convirtió en pesadilla y se alargó hasta septiembre. Septiembre, el peor mes de todo el año. Hay días en los que me da por revivir cosas del pasado y entonces no puedo parar de escribir, sobretodo si son recuerdos de la infancia. Y como una niña me lo pasé en el Circo de los Horrores, cada vez que recordamos los gritos que pegué nos partimos de risa. Ha sido un año de sequía en cuanto a conciertos se refiere, pero lo peor de todo fue tener que devolver las entradas de Lou Reed. Al menos tuve la mejor fiesta de cumpleaños que yo recuerde en mucho tiempo y encima estrenando casa con paredes!! (de alquiler, claro). En la casa nueva me encontré con inquilinos tan majos como Juanita y Vicente y otros tan horribles como las dichosas tijeretas... Pero si algo no cambia nunca nunca, es la facilidad que tengo para distraerme con una mosca. Otra de las cosas buenas es que he solucionado mis problemas con las jaquecas. Y a pesar de todas las crisis existenciales que he tenido, este año han sido muchas y de las gordas, creo que he tomado una decisión y empiezo a ver con claridad. Ya veremos cuánto me dura! Me he enamorado de Granada y de alguna que otra canción. Porque eso sí, para la música siempre saco algo de tiempo (igual que para echarme alguna partida a los vídeojuegos ^^)

Ha sido un año bastante normal pero siento que últimamente los años empiezan a ir mejor. Siempre lo he dicho, tengo buen humor, qué se le va a hacer, me sale natural. También espero que para el año que viene pueda conocer más gente (sobretodo algún bloguero!).

El otro día Pepín Blanco dijo "estamos mal pero menos mal que estamos". No sé por qué se meten tanto con él por lo que dijo, a mí me parece lo más inteligente que ha dicho en mucho tiempo... Así que en definitiva a todos los que pasáis por aquí os deseo un Feliz Año y sobretodo que sigáis estando. Y cuidado con las uvas que son muy traicioneras. Yo igual no las tomo, pero no porque me vaya atragantar. Es que estoy a dieta y me estoy poniendo buenorra :)




lunes, 29 de diciembre de 2008

viernes, 19 de diciembre de 2008

La dieta bien, gracias.




Nunca he sido una persona flaca, tampoco es que estuviera gorda. En realidad no es una cosa que me importe demasiado. Lo que sí que me fastidia es ir a sitios normales para comprar ropa y que no hayan tallas. ¿Por qué no hacen tallas XL en Zara y todos los sucedáneos de esas tiendas? ¿Por qué la talla L sigue quedándome pequeña? Porque nunca voy a esas tiendas a comprar ropa, mi estilo es más... zarrapastroso, que ya me vale la verdad pero esa es otra historia. Pero en tiendas como Natura (que ahí siempre me gusta todo) hay tallas grandes, de hecho a veces la L me queda hasta grande. Una vez no salía de mi asombro porque me compré un vestido talla S, talla S!!! Entonces no soy yo, son las tiendas. Mi cuerpo no se hincha cuando entra en Zara, es Zara la que hace las tallas amorfas. Una vez una dependienta me miró de arriba a abajo y me dijo que allí no encontraría ropa de mi talla. "Ah vale, no sabía que las tablas de planchar hablaran" Qué bien se gana el sueldo la gente!

El caso es que ahora estoy a dieta. Así que dentro de unos meses entraré a Zara y podré ponerme cualquier trapito y le diré a la dependienta estúpida que me saque esto, me traiga lo otro y cuando me haya probado todas las camisetas de la tienda le diré "ahora las doblas todas que no me llevo nada". En realidad no tengo tan mala sombra así que este último párrafo olvídalo.

Me pongo a dieta porque empezaba a parecerme a Jabba el Hutt. Me han prohibido comer: patata, arroz, pasta, aceite y evidentemente todo lo que lleva azúcar. Tampoco puedo beber alcohol ni comer queso. El dulce en realidad me da igual pero el queso... Si soy una ratona!! Y como lo estoy cumpliendo todo a rajatabla ya me he quitado unos cuantos kilos. El peso más pesado que más me pesa es mi madre. Con todo el amor del mundo lo digo. Pero como son las madres!! Todos los días me llama para preguntarme: Lolita qué tal la dieta. Bien mamá. No te la saltes eh. Que no me la salto mamá. Es importante que te lo tomes en serio. Que sí mamá. Te lo notarás en la ropa no? Sí, ya se me ha caído una teta, me falta la otra. Ay, qué tontita eres...
Siempre le digo eso a mi madre y siempre me contesta lo mismo: pero qué tontita eres. Además de ser tontita soy una bruta, pero es mi madre, tengo confianza para soltarle burradas... Se las suelto hasta a mi abuela pero siempre se ríe también. Supongo que es por ser yo. Soy la graciosa de las nietas y me aprovecho de eso. Ya me gustaría ser por un día la guapa!

¿Y ahora en vacaciones qué? La semana que viene la tengo repleta de comidas familiares. Menos mal que no me gustan los ferrero ni los turrones. Ahora que como me pongan un plato de queso en frente no respondo de mis actos!! Menos mal que me encanta la verdura, porque básicamente es mi nueva alimentación. De todas formas, espero ser pronto yo otra vez... (y así comer queso)

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Si huele a "quemao" soy yo

Es lo mejor cuando llega el invierno. El calor del hogar. Qué gusto da aplatanarse en el sofá después de comer y estirar los pies al lado de la estufa. Y aquí es donde viene el peligro. Y aquí es cuando lanzo mi consejo que no vale nada... Nunca te quedes dormido con las zapatillas pegadas a la estufa porque la goma de la suela se derrite y se convierte en una pasta pegajosa que resulta imposible despegar de la alfombra... Y si la alfombra no es tuya, que es de tu madre, es preferible quemarte los dedos de los pies que al menos lo notarás antes y te ahorrarás una tragedia. Y nada más por hoy.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Olivos


Recuerdo a mi abuelo que siempre estaba preocupado por sus olivos. Por estas fechas siempre se iba al pueblo a hacer la recolecta. En el campo también tenía olivos así que muchas veces nos quedábamos todas las nietas a dormir en el campo y él nos despertaba pronto para que le ayudáramos a recoger. Era un poco tostón porque siempre hacía frío y se te congelaban los dedos, además, había unos bichitos minúsculos que picaban muchísimo. Pero por otra parte era divertido hacerlo con todas mis primas. Extendíamos unas redes por el suelo y cada una iba con su barreño recogiendo las olivas que caían de las ramas. Todas queríamos subirnos al olivo con un palo para golpear las ramas más altas. Mi abuelo no era muy compasivo que digamos, si teníamos frío nos fastidiábamos. Siempre nos decía que en la escuela no nos enseñaban a sobrevivir y le parecía muy triste que muchos niños de hoy en día no hayan visto una vaca o un cerdo en su vida.

Es el primer invierno que pasamos sin mi abuelo, y ahora que él no está ¿quién cuidará sus olivos?

jueves, 11 de diciembre de 2008

Grunge is not dead

O al menos hoy lo he resucitado por un rato...

Aún recuerdo el palo que me llevé cuando a los 14 años me enteré de que Kurt Cobain se había metido una bala en la cabeza. Realmente si ahora lo pienso, qué mala influencia para una niña como yo. Porque la adolescencia es muy jodida, pero algunos la llevan mejor que otros. Si en la infancia somos esponjas que absorvemos todo lo que está a nuestro alrededor imagina lo que somos en la adolescencia, los bichos más raros del planeta. No somos ni mayores ni pequeños, estamos en mitad de todo. El cuerpo nos cambia. Yo lo pasé fatal. De la noche a la mañana pasé de ser una bolita con gafitas y coletas a tener un pecho enorme y caderas. ¿Y ahora qué hago con esto? Fue lo que pensé. Pues intentar disimularlo... aunque no coló porque mi clase era un hervidero de hormonas alteradas.

El caso es que cuando eres adolescente debes pertenecer a alguna tribu urbana o la llevas clara para sobrevivir en la jungla de los quinceañeros. Y como siempre llego tarde a todas partes y nunca me entero de nada me quedé fuera. Mi universo y yo y luego el resto. Y es que había descubierto el grunge, que era casi como una forma de vida. Y mi madre disgustada porque iba totalmente desarrapada. Y casi se cae de culo cuando mi hermano pequeño de dos años le dijo: "de mayor quiero ser como Lolita, vagabundo".

A todas horas desde mi habitación se escuchaba Nirvana a todo volumen. Y a mi padre no le hacía mucha gracia que tuviera pósters de un tío muerto que cantaba "Rape me" (Viólame). Y yo le contestaba que las letras de Prince eran mucho peores. Una vez intenté traducir una de Prince que me encantaba y decía algo así como: "hazme una paja en el coche de tu padre, oh sí, oh sí, nena". Al final a todo el mundo le acabó gustando Nirvana y acabé poniéndolo en el equipo de música del salón, que ahí sólo se ponían los buenos...

Así que esa fue mi época dorada. Camisas de cuadros, pantalones rotos y una gran incertidumbre sobre el futuro (bueno, esto último me perdura). Y la época grunge terminó cuando cumplí los 18 y llevaba desde entonces sin escuchar Nirvana. Y hace dos días me dio el venazo de escuchar el In Utero. Y ayer fui a casa de mis padres a revolver mi armario y en el fondo del fondo estaban mis discos de Nirvana. Y mientras escribo lo tengo al máximo volumen. Y había olvidado cuánto me gustaba "Very Ape". Y es extraño porque al escucharlo después de tanto tiempo estoy teniendo las mismas sensaciones que tenía entonces. Igual es que no he madurado, aunque prefiero decir que en realidad, no he cambiado tanto...



martes, 9 de diciembre de 2008

Miedo al zumbido de los mosquitos

Vale, es el título de un disco de Nacho Vegas (muy bueno por cierto), pero también es lo que sufro durante las noches que dura el verano... y... ¿en diciembre también hay mosquitos? Pues parece que sí.
Yo pensaba que mi infierno había acabado hasta el mes de junio pero anoche escuché un ruidoso zumbido alrededor de mi oreja. Da igual haga lo que haga, el mosquito siempre me acaba picando y me da terror que el bichejo se meta por mi oído y acabe viviendo en mi hemisferio derecho del cerebro, que creo que es mi hemisferio dominante.
Una vez ya se metió en mi oído y fue horrible, chillaba sin parar así que aconsejo mucha calma en esas situaciones. Eché una gota de alcohol en mi oreja y al cabo del rato el mosquito apareció muerto en mi almohada. Coma etilíco parece que fue.
A veces escucho zumbidos y a veces no, lo que demuestra mi obsesión desequilibrada por este tema. Me levanto de un salto y enciendo la luz... pero no ha sido un mosquito sino una moto que pasaba a lo lejos.
La primera opción es gasearlos pero es como muy de dictador europeo, además tendría que abrir las ventanas y así podría entrar un ejército vengativo de chupópteros y es demasiado arriesgado. Así que al final opto por el método más primitivo... acabar con ellos a manotazos (total, las cucarachas las mato a pisotones). De hecho, tengo dos mosquitos pegados en la pared de mi habitación desde este verano (desde anoche son tres). Puede que sea una cochina, puede que no, seguro que lo soy pero esa es otra historia...
El caso es que yo oigo zumbidos casi todas las noches y no es cuando me acuesto sino cuando llevo ya casi cuatro horas de sueño profundo. Enciendo la luz y me pongo a buscar mosquitos... pero no los veo y esto me da más miedo aún. Apago la luz y vuelven a zumbar.

Y entonces desencadeno una noche infernal porque a mi el mosquito no me deja dormir y entonces empiezo a resoplar. Y para encender la luz tengo que aplastarle la cabeza a mi parte contratante así que para él yo soy peor que una plaga de mosquitos. Pero tengo un lema poco compasivo: si yo no duermo aquí no duerme ni dios, se podría resumir así...

¿Habrán evolucionado los mosquitos a una nueva especie inteligente?
¿Tendrá razón mi madre cuando me dice que escucho la música demasiado fuerte?
¿Vivirá un mosquito en mi cerebro y no me he enterado?
¿El zumbido que oigo por las noches será el fantasma del mosquito que hay pegado en la pared? Si fuera ese el caso, ¿Sería un buen guión para una peli de terror?
¿Dejaré algún día de sentir miedo al zumbido de los mosquitos?

sábado, 6 de diciembre de 2008

Los nanos (1ª parte)

Mi hermano es muy tímido. Siempre me ha preocupado que no quisiera relacionarse. Cuando habla se tapa la cara. Luego pensé que se le pasaría con el tiempo, como a mí. Aún sigo siendo muy tímida así que no voy a presionar a nadie...

Ahora está en la calle jugando con mis vecinos. Se escucha el típico jaleo de seis chavalitos jugando a lo primero que les viene a la cabeza. Y de entre todas esas voces destaca una. Es la de mi hermano que grita: ¡Capitán, estamos aquí!

Qué alivio. Aunque parezca mentira no conocía esa faceta de mi hermano porque nunca lo había escuchado jugar con otros nanos. Y me alegra saber que ahora que parece que el mundo crece más rápido y que casi es tan alto como yo, Edu todavía es un niño.



miércoles, 3 de diciembre de 2008

Avestruz

Últimamente no actualizo. Y no es por no tener nada que contar porque en realidad, cualquier tontería que me pase me sirve para una entrada de blog. Puedo contar la primera y última vez que fui a IKEA para comprarme una mesa roja, o como llevo la dieta, o cualquier historieta del colegio... pero no cuento nada porque soy un avestruz.


Ahora mismo mi posición es esta. Cuando me atreva a sacar la cabeza y me quite toda la tierra de la nariz y las orejas ya veremos qué pasa... Mientras tanto, así me quedo. Si alguien me ve puede pegarme una patada en el culo, que sé que la tentación es demasiado grande como para resistirla.