domingo, 12 de octubre de 2008

Jugando a ser Dios

¿Alguien ha jugado ya al Spore? Porque yo me muero de ganas de crear mi propia tribu en mi propio universo. Sí vale, soy una viciada pero ahora he mejorado mucho porque al menos he conseguido ser persona, un poco zombi pero persona al fin y al cabo.


Mi gran afición por los videojuegos viene desde la Gameboy. En realidad desde el Spectrum, ese gran ordenador que tardaba toda una tarde en cargarse, pero no pasaba nada porque también me entretenía inventado canciones con el ruido que hacía la cinta: piiiiiiiirriiiipiiiiiii eeeeeeeee

El caso es que Mario Bros fue mi héroe por algún tiempo. Mi primo y yo, que éramos casi como hermanos, nos pasábamos los fines de semana jugando a una Nintendo pirata, de esas que tenían 120 juegos instalados en la memoria... Y mis vecinos tenían la SúperNintendo que eso ya eran palabras mayores. Y yo no sé como lo hacía pero era buenísima a cualquier juego. Siempre ganaba y descubría un montón de trucos. En vista del éxito y de mis buenas notas mis padres decidieron comprarme una consola. Aún recuerdo el día que me lo dijeron, casi lloro. Salí a la terraza y me puse a gritar. Y además la Mega Drive! Con el Sonic, qué majo. Otro primo también la tenía así que nos intercambiábamos los juegos.

A partir de ese día los Reyes Magos siempre traerían videojuegos... Y como me gustaba mi Super Street Fighter II Turbo. Un día decidí no acostarme hasta que me lo pasara. Una noche entera sin dormir y haciendo kames con Ryu. Mereció la pena aunque mi dedo gordo se quedó en carne viva y no pude jugar en una semana. Lo bueno es que en mi casa siempre estaban mis vecinos así que casi nunca jugaba sola.


Luego llegaron los juegos de ordenador... Puedo hacer vida normal, quiero decir que casi nunca me he dejado las cosas que tengo que hacer (digo casi nunca) por jugar. ¿Y de dónde saca el tiempo para jugar una chica tan ocupada como yo? Pues del sueño, dormir 8 horas es de pringados (léase con tono irónico) Así que hubo una temporada que me acostaba a las tantas de la madrugada para poder jugar al Age of Empires. Para el tema de los juegos soy muy ambiciosa, ojalá fuera así para todo, ahora podría ser Presidenta del Gobierno y todo... Siempre doy un golpe en la mesa y digo "esto me lo paso por cojones" Y hasta que no consigo pasármelo no paro. Estoy mal, muy mal.

Tengo una amiga que por lo visto aprovecha mucho el tiempo, o ha tenido una infancia rara, porque nunca ha jugado a un videojuego. De hecho dice que jugar a esas cosas es una pérdida de tiempo y que es de gilipollas. Entonces yo le dije que tenía ante ella a la persona más gilipollas del mundo (o sea yo). Y cuando estoy un tiempo sin jugar a nada descubro los Sims. Qué gran juego. Me encantan los Sims! Es como volver a mi más tierna infancia y jugara a mis Barbies pero virtualmente. Y tengo todas las expansiones y un universo Sim en mi portátil. Y ahora combino mis Sims con mis guerreros del World of Warcraft. Pero que nadie se preocupe por mi salud mental porque del WoW sólo tenía 10 días de prueba que se me están gastando ya así que mañana vuelvo a ser yo otra vez.

¿Y todo esto por qué venía? Ah sí, por si alguien había jugado al Spore...

2 comentarios:

amalia dijo...

xDDDDD
se ve que disfrutas con ese mundillo
!!

yo no he jugado al spore, pero me llamó la atención cuando lo vi anunciado la verdad! :)

Ludwig Constantine dijo...

Yo he pasado por épocas de auténtica adicción. EL Zelda, por ejemplo, llegó a convertirse en una obsesión.

P.D: Nunca fui capaz de pasarme el Street Fighter con Ruy. A mí dame a Guile.