Me siento en la obligación de dar una explicación. Porque el año pasado fue uno de los peores para mí. Y cada dos días estaba en plan pesada escribiendo una larga entrada quejándome de lo mal que me iba la vida y lo infeliz que me sentía. Y recibí muchos mensajes de apoyo y de ánimo que me ayudaron mucho y descubrí que sí que existe la empatía a través de la red.
Y tuve un septiembre fatídico. Un mes de octubre perdido en tonterías. En noviembre me empecé a dar cuenta de que no era feliz, ya lo sabía, pero lo admití públicamente. Intenté poner remedio a mi infelicidad cambiando por fuera y me puse a dieta porque la ansiedad es la peor enemiga. Sí vale, unos kilos menos pero yo seguía sin cambiar nada. Y diciembre lo pasé tan normal con mis balances y descuelgues. En enero me llevé un gran chasco y eso desembocó que febrero fuera un mes de crisis existenciales peligrosas... Pero marzo no fue tan mal. A pesar de los altibajos y las preocupaciones, lo recibí con una buena borrachera de la que no me siento orgullosa, con un concierto de mi amor platónico y con un trauma superado... Y empezó la claridad: en abril me embarqué en un proyecto muy interesante que creo que está saliendo bastante bien y que tiene futuro, el de Los Animautas. En mayo pude dormir después de tanto tiempo... Al cumplir los 26 decidí que ése sería mi número de la suerte. Y en julio me volvistéis a demostrar todo vuestro apoyo con una acción altruista, mandarme postales desde cualquier parte. He recibido muchas y espero que algún día pueda compensarlo de alguna manera.
Y la verdad es que después de todo esto abandoné el blog y dejé de contar mis cosas. Pero fue por falta de tiempo, lo cual en parte es una buena noticia. En agosto empecé a trabajar en un sitio que no me gustaba mucho y que tampoco viene a cuento ya. Aguanté porque necesitaba el dinero con bastante urgencia, porque era sólo un mes y porque me di cuenta de que en realidad, tenía el poder.
Y en septiembre nada más que he contado tonterías así que aquí viene la nueva información.
Y tuve un septiembre fatídico. Un mes de octubre perdido en tonterías. En noviembre me empecé a dar cuenta de que no era feliz, ya lo sabía, pero lo admití públicamente. Intenté poner remedio a mi infelicidad cambiando por fuera y me puse a dieta porque la ansiedad es la peor enemiga. Sí vale, unos kilos menos pero yo seguía sin cambiar nada. Y diciembre lo pasé tan normal con mis balances y descuelgues. En enero me llevé un gran chasco y eso desembocó que febrero fuera un mes de crisis existenciales peligrosas... Pero marzo no fue tan mal. A pesar de los altibajos y las preocupaciones, lo recibí con una buena borrachera de la que no me siento orgullosa, con un concierto de mi amor platónico y con un trauma superado... Y empezó la claridad: en abril me embarqué en un proyecto muy interesante que creo que está saliendo bastante bien y que tiene futuro, el de Los Animautas. En mayo pude dormir después de tanto tiempo... Al cumplir los 26 decidí que ése sería mi número de la suerte. Y en julio me volvistéis a demostrar todo vuestro apoyo con una acción altruista, mandarme postales desde cualquier parte. He recibido muchas y espero que algún día pueda compensarlo de alguna manera.
Y la verdad es que después de todo esto abandoné el blog y dejé de contar mis cosas. Pero fue por falta de tiempo, lo cual en parte es una buena noticia. En agosto empecé a trabajar en un sitio que no me gustaba mucho y que tampoco viene a cuento ya. Aguanté porque necesitaba el dinero con bastante urgencia, porque era sólo un mes y porque me di cuenta de que en realidad, tenía el poder.
Y en septiembre nada más que he contado tonterías así que aquí viene la nueva información.
Al final me dejé la carrera de Trabajo Social, no sé si con el tiempo me arrepentiré pero no podía continuar con ella y me estaba engañando. Ahora ya no me preocupa. Y además me la dejé a principio de curso. Por eso digo que he tenido un año de crisis existenciales peligrosas. Todo me salía mal hasta que un día me cansé de ver mi cara podrida en el espejo. Tomé decisiones y las llevé a cabo.
Me matriculé en Comunicación Audiovisual en la Ciudad de la Luz. Era eso o irme a Valencia. La Ciudad de la Luz es una universidad privada y vale no un riñón, sino dos. Eso sí, alucina con el material que tienen allí...
Mi tía querida me buscó un trabajillo para verano y con eso pude pagarme la matrícula. El siguiente paso fue vender mi alma al banco para que me financiara los estudios. Volví a tirar currículums en hamburgueserías pero no obtenía respuesta. Y entonces recibí la gran noticia. Fui a tomar un batido a la mejor tetería de Alicante y sus dueños me dijeron: ¿quieres trabajar aquí?
Pedro y Luisa tienen la tetería desde hace cuatro años. Yo soy clienta habitual y de tanto ir nos hicimos amigos. Ellos nos consiguieron, a mi parte contratante y a mí, nuestro primer piso. También el segundo. Y ahora además me ofrecen trabajo. La suerte me sonreía. El camarero que estaba los fines de semana se iba así que yo le sustituiría. Ahora ya no tengo ningún fin de semana libre y además, trabajo por las noches. Pero me encanta mi trabajo y el ambiente que se respira. Realmente me satisface y eso me hace feliz aunque no tenga un sueldo como para vivir, pero prefiero vivir así!!
Y en cuanto a la carrera... me encanta. Al menos la he empezado con muchas ganas y después de mis antecedentes me la estoy tomando en serio. Los de mi clase son muy majillos aunque a veces tengo la sensación de que me ven como muy... no sé la palabra exacta... ¿seria?, ¿aburrida?, ¿seca? No sé, ya tendrán tiempo de verme en acción supongo.
Y a todos los que os pasáis por aquí, gracias de nuevo. Por haberme leído antes y por leerme ahora, si es que habéis llegado hasta aquí :)
Ahora ya sé que eso de "I believe in miracles" es un cuento. Si quieres algo tienes que hacerlo tú.
Me matriculé en Comunicación Audiovisual en la Ciudad de la Luz. Era eso o irme a Valencia. La Ciudad de la Luz es una universidad privada y vale no un riñón, sino dos. Eso sí, alucina con el material que tienen allí...
Mi tía querida me buscó un trabajillo para verano y con eso pude pagarme la matrícula. El siguiente paso fue vender mi alma al banco para que me financiara los estudios. Volví a tirar currículums en hamburgueserías pero no obtenía respuesta. Y entonces recibí la gran noticia. Fui a tomar un batido a la mejor tetería de Alicante y sus dueños me dijeron: ¿quieres trabajar aquí?
Pedro y Luisa tienen la tetería desde hace cuatro años. Yo soy clienta habitual y de tanto ir nos hicimos amigos. Ellos nos consiguieron, a mi parte contratante y a mí, nuestro primer piso. También el segundo. Y ahora además me ofrecen trabajo. La suerte me sonreía. El camarero que estaba los fines de semana se iba así que yo le sustituiría. Ahora ya no tengo ningún fin de semana libre y además, trabajo por las noches. Pero me encanta mi trabajo y el ambiente que se respira. Realmente me satisface y eso me hace feliz aunque no tenga un sueldo como para vivir, pero prefiero vivir así!!
Y en cuanto a la carrera... me encanta. Al menos la he empezado con muchas ganas y después de mis antecedentes me la estoy tomando en serio. Los de mi clase son muy majillos aunque a veces tengo la sensación de que me ven como muy... no sé la palabra exacta... ¿seria?, ¿aburrida?, ¿seca? No sé, ya tendrán tiempo de verme en acción supongo.
Y a todos los que os pasáis por aquí, gracias de nuevo. Por haberme leído antes y por leerme ahora, si es que habéis llegado hasta aquí :)
Ahora ya sé que eso de "I believe in miracles" es un cuento. Si quieres algo tienes que hacerlo tú.