viernes, 27 de marzo de 2009

Born to ride. 2ª parte.

Vi la luz. Ahora o nunca. Tengo que tachar mi problema con las bicis. Y además hago feliz a mi nano en el día de su cumpleaños... Así que me lancé y le dije, "ale vamos". Y mi nano se puso contento y me empezó a explicar lo de las marchas. "¿Marchas?" dije yo. "Sí, marchas" dijo él. Y yo estaba mitad eufórica por la emoción de romperme los dientes y mitad acojonada por temor a romperme los dientes.

Y le dije a mi nano que este día era muy importante para mí y le expliqué mi trauma y que tal vez hoy lo superaría... Y como estaba hecha un flan le pedí consejo. Y entonces mi nano me dijo: "Lolita, sólo es una bici no es Moto GP". Pues coño, el chaval tiene razón. Y me tranquilicé un poco. Hasta que bajé a la calle.

Así que por la calle había un chaval en bici más feliz que una perdiz y detrás de él una persona más o menos "adulta" haciendo eses y gritando sin parar. Y me llevó a un parque para que practicara pero estaba lleno de perros y un chihuahua me perseguía. Él me ladraba y yo seguía gritando. Hasta que cogí un poco de seguridad y fuimos por la avenida grande, que allí hay carril bici. Y los bordillos son planos. Así que por una parte me tranquilicé pero por otra me desilusioné porque es como si hiciera trampas...

Hasta que llegó el momento! Un bordillo gigante! Y además no había semáforos así que algún buen samaritano me tendría que dejar pasar. El asunto se ponía interesante porque si me caía tendría público y eso me hacía sentir más insegura... Entonces le dije a mi hermano que pasara primero porque yo necesitaba más tiempo para pensarlo. Y no paraban de pasar coches hasta que uno me hizo la señal con la mano. Y el tiempo se ralentizó, como en las películas. A la izquierda el conductor. Mi nano enfrente gritando palabras de ánimo. A la izquierda otro conductor más. Y yo ahí parada escuchando los latidos acelerados. Y creo que hasta cerré los ojos porque no quería presenciar mi propia caída. Pero no me caí. Lo pasé. Y mi hermano se bajó de la bici y lanzó su gorra al aire. Y yo me bajé de la bici y bailé la danza de "prueba superada". Y como estaba tan emocionada le dije a mi hermano: "vamos a ver hasta donde llega el carril". Y además era todo cuesta bajo así que mis trenzas se deshicieron de la velocidad y yo gritaba de la nueva sensación descubierta. Y al final mi hermano que es mucho más tímido que yo también gritaba y como él iba primero cada vez que cruzábamos levantaba un brazo y decía "Bordilloooo!!!". Y nos fuimos bastante lejos porque ni siquiera sabía dónde estábamos.

Y esa es la historia. Una historia que ya puedo tachar después de no sé cuantos años... Y este fin de semana he vuelto a quedar con mi nano para ir en bici ^^
Y es probable que en mi lista vaya añadiendo más cosas que debo superar... Es una sensación extraña eso de ser mi propio enemigo y vencerme.

jueves, 26 de marzo de 2009

Born to ride. 1ª parte.

Tengo muchos traumas. Y manías. Y obsesiones. Y además una lista con cosas que quiero hacer antes de morir. Puede sonar pretencioso o quizás ridículo. Pero es que a estas alturas ya no es menester que me oculte en apariencias. Soy idiota. Y punto.

El otro día fue el cumpleaños de mi hermano (11!), así que lo visito tempranito para que él organizara el plan del día. Y ahora me ha dado por hacerme dos trenzas y la gente se piensa que vengo de hacer deporte... o del patio del colegio. Así que mi nano me dice, "como llevas dos trenzas vamos a dar una vuelta en bici" y me pone una gorra.

Y esta historia no tendría nada de especial si no fuera porque la noche anterior le dije a mi parte contratante que una de las cosas que tenía que hacer antes de morir era superar mi trauma con las bicicletas. No es que sea un trauma pero cuando me subo a una bici me siento como si fuera desnuda a clase. (¿Nunca has tenido ese sueño?). Si ya por naturaleza soy insegura, cuando me monto en una bici me deshago literalmente. Nunca jamás he podido cruzar la calle en bici. Es como si el bordillo de la acera se convirtiera en un muro imposible de atravesar. Al final lo que hacía era bajarme de la bici, cruzar la calle con la bici a cuestas y volverme a subir a la bici hasta el siguiente bordillo. Como soy una cobarde me deshice de la bici. Problema resuelto. Y no he vuelto a subir en una desde que tenía 10 años... hasta ahora.

lunes, 23 de marzo de 2009

Mala suerte chata

Quería celebrar la entrada de la primavera con una bacanal. O con algo más sencillo como una barbacoa en el tejado y una cerveza. Pero como me gusta el drama lo he celebrado con fiebre y un ojo hinchado. Ahora que se me ha desinflado un poco me puedo reír pero ayer casi me da un soponcio cuando vi que en lugar de mi ojo precioso tenía una pelota de golf. Estuve a punto de subirme al campanario de la iglesia y hablar con las gárgolas, pero la fiebre me lo impidió.

No podía abrir el ojo, pero no por la hinchazón sino porque me había salido una costra alrededor que mantenía el párpado pegado. Algo asqueroso. Pero supongo que ya me tocaba, porque todos los que me rodean han estado malos y yo no. Y me miraba al espejo y me decía a mí misma con la voz de Robert DeNiro "tú molas tía, eres un ser superior". De superior nada, me pongo mala y es como si se acabara el mundo...

Y la verdad es que creo que me voy a meter en la cama con el portátil y voy a jugar un rato. Así rememoro los buenos tiempos. Porque cuando era pequeña y me ponía mala me pasaba el día jugando a la consola y recuerdo que me hice un récord en el Galaxian que mi primo fue incapaz de superar. ¿Os acordáis del Galaxian? Qué pedazo de juego che!

La bacanal casi que la dejo para otro día...


lunes, 16 de marzo de 2009

Medida anticrisis: buena música y carcajadas

Pues sí, a pesar de ser pobre y todo eso a veces tengo mis momentos. Así que el sábado me escapé a Murcia para el concierto de Jonathan Richman. Él con una guitarra española y el batería. Todo un crack. Casi todo el concierto cantado y hablado en castellano. Buen rollo con el público y mucho sentido del humor, es todo un showman. Me lo pasé muy bien y no paré de reír. Y qué bien toca, es de los pocos que aprovechan todas las cuerdas de la guitarra. Aunque no lo parezca su música es muy bailable, tanto que a veces él soltaba su guitarra y se le iban los pies.

Sabía que Jonathan Richman era grande, pero no sabía que era tan tan grande.




lunes, 9 de marzo de 2009

Desalentador

Estoy buscando trabajo. Hace algunos meses eché bastantes currículums pero nada. Y ahora otra ronda. Si ya de por sí es deprimente buscar de "cualquier cosa", es más triste todavía que mis conocidos me miren tan extrañamente. Cuando digo que estoy buscando trabajo es como si dijera que voy a viajar a la luna en primera clase. Ya sé que estamos en malos tiempos para la lírica pero tendré que hacer algo... Y todos me dicen: ¿sabes que estamos en crisis?

¿No jodas, sí? es lo que digo yo. Porque fíjate tú que no me había dado cuenta. Desde que me levanto hasta que me acuesto están los antropólogos de sofá comentando el tema crisis, las cuñas publicitarias hablan de la crisis. Mi panadero habla de crisis. Hasta las farolas de mi barrio están desanimadas por el tema de la crisis. Pero qué se supone que debo hacer? No puedo dejarme llevar por el desánimo generalizado. He nacido ingenua y moriré ingenua. Y además la crisis aviva un poco la creatividad, sigo viva sin un puto duro en la cartera y eso ya es algo.

No pero ahora en serio. Estoy jodida como no encuentre algo. Mientras tanto seguiremos esperando... ¿eso no lo decía Rosendo?

viernes, 6 de marzo de 2009

Vendaval

No me hace mucha gracia el viento. Si existe será por algo pero a mí no me convence. La primera razón un tanto superficial es porque se me despeina el flequillo. Estoy obsesionada con mi flequillo porque tengo un remolino y se me levanta, mi flequillo es bastante feo pero es práctico para tapar mi frente tamaño aeropuerto. El viento me levanta el flequillo y luego la gente me pregunta por Milú. (Para los despistados: Milú es el perrito de Tintín).

La segunda razón: me da miedo que se me caiga alguna maceta en la cabeza. Piénsalo bien, qué vergüenza desparramarse en medio de la calle delante de gente desconocida...

Tercera razón: me da dolor de cabeza. Toda yo, entera, de pies a cabeza. Soy extremedamente sensible, de hecho debería vivir en una caja de cristal. Una ráfaga de viento en mi cara y ya noto cómo el cerebro me baila dentro de la cabeza. Será pequeño pensarás... ¿Y si tengo el cerebro tan pequeño por qué tengo una frente tan grande?

La cuarta razón: "las palabras se las lleva el viento". De pequeña no lograba entender este dicho y veía al viento como un ladrón capaz de dejarme muda para siempre. Por desgracia ahora lo entiendo y cada vez que puedo pongo al viento por excusa...

Quinta y última. Mi jazmín se va a echar a perder. Con lo que lo quiero yo y ahí está aguantando como un machote y yo lánzandole palabras de ánimo para que no se rinda, le hablo desde dentro claro porque no quiero vivir en directo las razones 1, 3 y 4. Y ahora tiene un montón de capullitos a punto de florecer y cruzo los dedos para que no se rompan. Así en secreto diré que hablo con mis plantas, todas tienen un nombre y yo les cuento historias mientras las podo. Y mi parte contrantante me oye hablar y me grita desde abajo "¿qué dices?" y yo le grito desde arriba "no estoy hablando contigo, hablo con mis plantas"

Hace tanto viento que la casa entera se mueve. Y he llegado a pensar que quizás se despegue del suelo y entre en el ojo del huracán. Y estaría bien porque yo podría meterme bajo el edredón y levantarme cuando el viento parase. Y al salir de casa unas personas muy pintorescas me harían una fiesta por matar a la bruja mala. Y todos cantaríamos y comeríamos piruletas. Y una hada me daría unos zapatos que no me hiciesen daño a pesar de que fueran nuevos y yo me iría tan contenta dando saltitos por un camino de baldosas amarillas...


Ilustración de Mireia Macip

Y mientras pensaba todo esto un fuerte golpe me ha despertado de mi ensoñación. Al final me ha tocado subir al tejado para atar el tendedero y las sillas. Ahora me duele la cabeza y no sólo se me ha levantado el flequillo, parece que me he puesto un puercoespín en la cabeza. Así que en definitiva, el viento no mola nada...


martes, 3 de marzo de 2009

Poca vergüenza

Ya pasó el 28F, o lo que es lo mismo, el día tan esperado de bodorrio. Ya me puse mis zapatos que me hacían daño en los pies, los pendientes que me hacían heridas en las orejas y mi vestido que demostraba que llevo estupendamente la dieta (aunque aún me queda). Y yo estaba eufórica porque me encanta reunirme con mis primos. Y también me encantan las novias de mis primos y los novios de mi primas. Así que en mi mesa éramos doce personas más o menos de la misma edad y no párabamos de pegar voces y decir tonterías... Y la primera coña empezó cuando el camarero dijo eso de "Buenas noches, me llamo Paco y voy a ser vuestro camarero". Una cosa llevó a la otra. Me sentía agusto, en la carpa hacía un calor sofocante y el vino estaba fresquito. Y lo peor es que la copa nunca se acababa porque Paco, nuestro camarero pasaba cada cinco minutos rellenándola. Así que yo tenía la sensación de no haber bebido casi nada, aunque no llegué al postre en plenas facultades mentales. Y me pregunto si Paco no era en realidad Baco... El caso es que mi primo también empezó a meter cizaña y al final fui por todas las mesas diciendo a la gente lo mucho que la quería... Y no se me ocurre otra cosa que visitar la mesa de mi familia más cercana y gritar "mamá, voy borracha pero da igual porque ni siquiera tengo carnet de conducir". Sólo espero que mi familia no recuerde esta boda por el día que Lolita pilló una cogorza monumental. Aunque seguramente yo no sería la única borrachuza... La verdad es que no sé qué me pasó porque nunca me pongo borracha. Supongo que como nunca bebo el alcohol me sube más rápido. Cuando me entró el bajón le dije a mi parte contratante que me llevara a casa y hay cosas que ni recuerdo. Aunque sé que me lo pasé bien. Y la próxima boda es la de mi primo, pero ya para el año que viene. Y esta es peligrosa porque el convite es en Julio y en un restaurante al lado del mar, así que no sé, igual me acabo bañando en bolas, aunque para hacer eso no necesito ni una pizca de alcohol...

Y este es mi resumen. Así que no sé muy bien si esto es una historia triste o divertida.