lunes, 2 de enero de 2012

Libro 2

 El segundo libro que leo. Voy a pasito de tortuga pero voy:
a Paco, el Bajo estos despropósitos le desazonaban y su indignación llegó al colmo cuando, una no­che, el señorito Lucas les dibujó con primor una H mayúscula en el encerado y, después de dar fuertes palmadas para recabar su atención e imponer silencio, advirtió,

mucho cuidado con esta letra; esta letra es un caso insólito, no tiene precedentes, amigos; esta letra es muda, y Paco, el Bajo, pensó para sus adentros, mira, como la Charito, que la Charito, la Niña Chica, nunca decía esta boca es mía, que no se hablaba la Charito, que únicamente, de vez en cuando, emitía un gemido lastimero que conmovía la casa hasta sus cimientos, pero ante la manifestación del señorito Lucas, Facundo, el Porque­ro, cruzó sus manazas sobre su estómago prominente y dijo,

¿qué se quiere decir con eso de que es muda?, te pones a ver y tampoco las otras hablan si nosotros no las prestamos la voz, y el señorito Lucas, el alto, el de las entradas,

que no suena, vaya, que es como si no estuviera, no pinta nada,
y Facundo, el Porquero, sin alterar su postura abacial, ésta sí que es buena, y ¿para qué se pone entonces?,

y el señorito Lucas, cuestión de estética, reconoció, únicamente para adornar las palabras, para evitar que la vocal que la sigue quede desamparada, pero eso sí, aquel que no acier­te a colocarla en su sitio incurrirá en falta de lesa gramática

Los santos inocentes
Miguel Delibes

1 comentario:

jesus (of suburbia) dijo...

Obra maestra. Creo que hemos vuelto a ese tiempo, señoritos y servidores.