jueves, 11 de septiembre de 2008

Nada más que caídas...

Quieres, pero no puedes.
Cuando tu vida deja de ir en línea recta y se convierte en una espiral infinita, ¿qué haces?
Cuando sientes que la historia se repite una y otra vez... te sientes estancado y lo asumes. Te acostumbras a verte como a un actor secundario en una historia sin final.
Que digas que las circunstancias de tu vida sean inevitables no significa que sean naturales.
Te rindes, te acomodas... y te regodeas en tu propia mierda. Dejas de luchar, y dejar de luchar es perder. Y cuando pierdes te sientes solo. Pero no te equivoques, otros muchos están igual que tú, incluso peor. Pero siempre pensamos que somos únicos cuando fracasamos.
Te bloqueas.
Te anulas.
No quieres ser tú. No quieres la vida que llevas. No te reconoces.
Quieres cambiar de actitud. Levantarte con fuerzas por las mañanas para afrontar un nuevo día que es igual al de ayer. Deseas relacionarte con todos, incluso con la vecina de arriba que te cae tan mal. Pero la realidad es otra. Te cuesta levantarte por las mañanas y quieres que llegue la noche para meterte otra vez en la cama. Para cambiar de actitud tiene que cambiar tu vida... o para que cambie tu vida tienes que cambiar de actitud??
Ya has vuelto a caer en la espiral diabólica.
No desesperes.
Esta vez la has cagado pero bien. Sabes que nadie va a ayudarte y aun así has metido la pata hasta el fondo. Tienes un historial de equivocaciones bastante amplio pero no parece importarte. Lo que sí te sorprende es cometer siempre los mismos errores. Año tras año tropiezas siempre en la misma piedra, pero no en una pequeña, no. Eso sería demasiado fácil y en realidad te gusta lo complicado. Siempre te estrellas en esa piedra con el cartel luminoso. Sí, sí, esa que pone con letras bien grandes "TROPIECEN AQUÍ". Evidentemente, si la piedra es la misma, las excusas también.
Hace tiempo que te sientes fuera de lugar. Tienes la sensación de no encajar con nadie. Ni la música puede ayudarte...

No quiero deprimir a nadie con toda esta palabrería. Ya no soy la de antes. O sí. Siempre lo seré. Yo soy la de la piedra gigante. Sigo lloriqueando cuando siento mi pecho oprimido, pero lloro porque es una cuestión de salud mental. Cuanto más lloro, mejor me siento. Pero ahora hay una pequeña diferencia. Antes me quedaba dormida después del llanto. Ahora me miro en el espejo y me abofeteo. "Plas, plas. Asúmelo coño". Y entonces empiezo a pensar con más claridad. Porque admitámoslo, siempre podemos contar con alguien... sólo está en nuestras manos hacerlo o no. Y otra cosa que he sacado en claro, cuando tomas una decisión hay que ir adelante con ella, si descartas otras posibilidades, descartadas quedan. Porque esa espiral sí que es peligrosa.
¿A que me estoy haciendo mayor?



8 comentarios:

Anónimo dijo...

creo que deberias hacer algun deporte.

Maire dijo...

Te entiendo perfectamente,más de una vez me he salido de la linea recta.En estos momentos,no se que decirte,no hay consejos,no hay ningun deporte que te haga sentirte mejor,creeme...Pero,lo que si es verdad,es que todo pasa,y todo se queda atrás....
Espero que te sientes mejor más adelante.
Saludos.

Lola dijo...

Ayyy!! para ser anónimo, te conosco bacalao, aunque vayas disfrasao ^^

gracias maire :) seguramente es el comienzo de clases, que me da mucha agonía como a los niños pequeños!!

Anónimo dijo...

lola, ánimate... seguro que el simple hecho de escribir el post ha sido terapéutico. A mí me sirve escribir en mis cuadernos para ordenarme por dentro. Entonces te das cuenta de que nada es tan grave y que después de tanta tristeza solo que ser paciente para la llegada de lo bueno. Porque sieeempre llega.
Besossss

El lunático Barry dijo...

Ojalá que pudiese pensar como tú cuando estoy mal. Lo que has escrito es terapéutico, das las soluciones de un psicólogo.

closada dijo...

Escribía Cioram sobre el equilibrio del mundo:

"La simetría aparente de las alegrías y de las penas, no emana en absoluto de su distribución equitativa: es debida a la injusticia que golpea a ciertos individuos y los obliga así a compensar con su aplastamiento la despreocupación de los otros […] Esta discriminación se efectúa sin ningún criterio: es una fatalidad, un reparto absurdo, una selección caprichosa".

Ante eso, quilla, sólo nos queda luchar y seguir siendo conscientes de que, si miras algo desde la copa de un pino y esa misma cosa desde los pies de ese mismo árbol, obtendrás dos perspectivas totalmente diferentes. Luego, eliges la que más te guste o te ayude a estar mejor.

Besines

Lola dijo...

me ha gustado mucho el texto closada, gracias!!

lunático barry, créeme, no pretendo ir de psicóloga ni mucho menos, es sólo que estoy intentando cambiar de actitud para no revolcarme en mi propia mierda!!

en fin, gracias a todos por los ánimos, me siento mejor a pesar de haber tenido un lunes asqueroso :)

comunllum dijo...

Lo de hacerse mayor es totalmente controlable, si no en el cuerpo (que un poco también) si en el alma. Es cuestión de quererlo.