Así se llama el último libro que he leído. Sí, sí, Ultraviolencia.
Un libro de Miguel Noguera, un tío con cara de capullo y con muy mala leche. Me lo he ido leyendo en el autobús y reconozco que muchas veces me he reído.
Eso sí, hubiera repartido cabezazos a las señoras pesadas que se me sentaban al lado, pero no quería que me saliera un chichón.
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