El año pasado tuve dos tan preciosas como la de la imagen en la terraza de la casa donde vivía en Las Cabezas. Una de ellas tuvo un mal final, fue una horrible batalla, o ella o yo, sólo podía quedar uno.
Sabes lo mal que lo pasé. Tuve cargo de conciencia. A la otra la dejé vivir, sobre todo porque ya me iba, era al final del curso. Además tuve un pequeño ratón al que quise pero no pude quitarle la vida. Luego amaneció muerto. Quizás del susto. Soy un asesino, condenadme, condenadme...
5 comentarios:
El año pasado tuve dos tan preciosas como la de la imagen en la terraza de la casa donde vivía en Las Cabezas. Una de ellas tuvo un mal final, fue una horrible batalla, o ella o yo, sólo podía quedar uno.
oh! no!
no me digas esas cosas... me niego a pensar que fuiste incapaz de convivir con estos animalicos del señor...
Sabes lo mal que lo pasé. Tuve cargo de conciencia. A la otra la dejé vivir, sobre todo porque ya me iba, era al final del curso. Además tuve un pequeño ratón al que quise pero no pude quitarle la vida. Luego amaneció muerto. Quizás del susto. Soy un asesino, condenadme, condenadme...
Y a esa como la llamaste..?
Pero eso no es un dragón??
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