domingo, 26 de abril de 2009

Sensaciones

Cómo me gustan los fuegos artificiales. A veces me siento identificada con ellos. La explosión dura apenas unos segundos y a todos nos fascina. Pero el olor, el humo y la estela que dejan es más duradero. Cuando llegan los fuegos artificiales a mi ciudad noto un cambio. Como si una puerta se cerrara para abrir una nueva etapa. Significa que el verano ha llegado y que tengo ante mí innumerables posibilidades, aunque luego nunca pase nada...


3 comentarios:

peter punk dijo...

También me gustan los fuego artificiales. Muchísimo. Y guardo el recuerdo de una noche, viendo los fuegos por la ventana iniciado el verano con aquel chico. Que se quedaba pasmado mirando. Fue la única vez que sentí que de alguna forma había llegado hasta él. Más que en cualquier otro momento de nuestra historia.

closada dijo...

Los fuegos artificiales tienen algo de magia, quillita. La verdad es que, por un lado, son tan efímeros, duran tan poquito... Pero, por otro, como bien señalas, el humo, el olor (sobre todo el olor) y su recuerdo permanecen más tiempo.

A mí, unos fuegos artificiales me tocaron el alma, el corazón y me provocaron una inmensa emoción: aquellos que aparecen en "Binta y la gran idea", de En el mundo a cada rato. ¡Qué gran momento!

Un besico con estela...

GUIZMO dijo...

Algo tiene esa explosión de luz sobre el fondo nocturno, esa ruido atronador, hueco y retardado. A mí también me sabe a verano, a playa, a sonrisa tontuna involuntaria y a terraza de paseo marítimo. Hace tiempo que no veo fuegos artificiales pero a ver si este verano es una de esas cosas a las que pongo remedio. Las perspectivas desde luego, y por una vez, son esperanzadoras. Extraña sensación...

Besos Lo