viernes, 30 de diciembre de 2011

... y yo con estos pelos



Voy al Camp Nou. Grito gol. Abrazo al de al lado aunque no lo conozco. Voy con mis amigos. Se portan bien conmigo. Voy al cine. Voy con amigos. Nos gusta a todos el cine. Hablamos durante horas. Nos reímos. Voy a un concierto de Eric Sardinas. Voy con un amigo. Es gratis. Corro todas las mañanas para no perder el autobús. Me apunto al gimnasio y casi nunca voy. Me río de un montón de cosas. Lloro por un montón de cosas. Grito y me peleo con la gente. Ahora pido perdón. Escucho. Ayudo. Insulto. Como cosas que me hacen engordar. Estoy guapa. Cada día más. Participo en clase. Discuto con la gente que no piensa como yo. Me hago la chula. Voy al médico. Me dan malas noticias. No me cuido. Tengo miedo. Igual me operan. No saben lo que tengo. Escucho música. Veo The Wire por segunda vez. Empiezo con Los Soprano. No hablo con nadie. Bebo té. Me levanto todas las madrugadas para mear. Supero las cosas. No las supero. Quiero abofetear a alguien. No puedo, me reprimo. Me dejo cosas en el tintero y quiero decirlas, pero ya es tarde. Leo en el autobús. Escucho música en el autobús. Odio el autobús. Tengo que estudiar. Me gusta Historia del Cine Español. Me gusta el profesor. Me gusta Narrativa Audiovisual. Me gusta la profesora. Quiero un sobresaliente. Me gusta Guión. Me gusta el profesor. Me gustan mis amigos. Me gusta Héctor. Me gusta Áxel. Me gusta Cristian. Sé que me quieren aunque no me lo digan. Ellos saben que los quiero porque yo se lo digo. Pierdo el tiempo. Muchísimo. Demasiado. Veo la novela con mi madre. Me meo de la risa. Gana el PP. Siento pánico. Qué más da. Me vuelvo a mear de la risa. Escucho Tom Waits. Vomito cada dos por tres. Me sorprendo. Me asusto. Duermo como un tronco. No duermo nada. Me sacan sangre. Me mareo. Me dan pinchazos en el brazo. Discuto con mi padre. Discuto con mi madre. Discuto con mi hermana. Discuto con mi hermano. Discuto conmigo misma. Tengo una úlcera. Me duele la espalda. Me caigo sobre un cristal. Me corto. Beso a mi perro. Mi perro me besa a mí. Nadie más me besa. Mentira. Me meto en un jacuzzi. Me da asco. Escucho Ani DiFranco. Se me seca la piel. Me depilo con maquinilla. No es para tanto. Me corto el flequillo. Me estropeo el pelo. Sigo estando guapa. Harakiri pasa a ser mi película favorita. Ingmar Bergman me fascina. Te borro de mi cabeza. Este tío no me conviene. Me pongo cachonda. Vuelvo a ir al médico. Me cabreo. Odio los trabajos en grupo. Lo dejo todo para el último día. He tenido una buena idea. Me agobio. No me da tiempo. ¿Qué hago esta noche?. Ya tengo plan. Feliz Año.

martes, 20 de diciembre de 2011

Enséñame los dientes (II)

Después de que me operaran las muelas tuve que volver al dentista para que me quitara los puntos. Y esta es la parte gore e inexplicable... En dos semanas me había crecido toda la carne encima de los puntos.

- Qué capacidad de regeneración tienes, estoy impresionado, me dijo el dentista.
- Assha´sojlsjfl, dije yo, que tenía prácticamente su puño y media cabeza dentro de mi boca.
- Pues voy a tener que cortarte la carne, me contestó sin ninguna compasión.
- Q´´kshhdssdhg, dije yo, aunque en realidad quería decir: ¿Así, a pelo?
- No te muevas que no tardo nada.
 
Veo que coge las tijeras, las introduce en mi boca y oigo clac, clac y la sangre comienza a brotar. Intento pensar en el baile de Chaplin como la última vez, pero se me nubla la vista. Pienso entonces en el baile de los hermanos Marx en Sopa de ganso pero tampoco funciona. Desesperada por el sonido del clac, clac, el sabor de la sangre y sobre todo el dolor, porque al fin y al cabo me estaban cortando un trozo de carne con unas tijeras y yo no me había mentalizado para ello, logré decir:

- Jsepovnlag. Traducción literal: Hijo de puta, eres un sádico.
- Kpaiphfogefu. Traducción literal: Me estoy mareando.
- Sssh, no te muevas que ya acabo.

Sabiendo que en cualquier momento me iba a desmayar, comienzo a hacer aspavientos con los brazos pero ya era demasiado tarde. El dentista había terminado su carnicería y yo no me podía mover del asiento porque no sabía ni dónde estaba. De camino a casa me mareé otras dos veces. Así que no me explico que me pongan anestesia, me operen y dos semanas después me quiten los puntos de esa manera.

Una cosa tengo clara. La próxima vez que me tenga que sacar una muela, la ataré con un cordel al tubo de escape y le diré a mi padre que arranque, pero yo no vuelvo al dentista. Fin de la historia.

Liniers también se pregunta por qué narices hablan los dentistas

sábado, 17 de diciembre de 2011

La vida es así

¿Os acordáis de esos bichitos rojos con burbujitas en la espalda que salían en la serie de El cuerpo humano? Eso, eso!! Los glóbulos rojos!!

Pues yo tengo los justos como para mantenerme en pie pero no los suficientes como para llevar una vida normal.


Qué cabrones. Hasta esos me abandonan...

jueves, 8 de diciembre de 2011